Todo el proceso empieza con el árbol del Karité. Este se encuentra en algunas regiones de África, tarda 15 años en dar sus primeros frutos y cerca de 30 en conseguir su plena madurez.
Del fruto, comestible y de la medida de una ciruela, se obtiene la preciada "nuez" del Karité, que es recolectada por las mujeres.
Una vez que se tienen las "nueces", se extrae la almendra del interior con una maza de mortero, una por una...
Estas almendras se dejan secar al sol.
El proceso de secado dura varios días.
Se separan en función de su medida y calidad.
Se tuestan a fuego lento.
Después se muelen manualmente hasta obtener una pasta oscura.
A continuación, se separa la grasa del rechazo.
Se vierte agua fria lentamente.
La mezcla se bate sin descanso durante más de una hora hasta obtener una pasta de color blanquecino.
La grasa esencial se retira.
Se pone en recipientes.
Y se calienta a fuego lento para evaporar el agua restante.
Una vez en fase liquida se filtra.
Se deja reposar y ya tenemos la Manteca de Karité.